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Fe y Alegría es una jarretera de congregaciones municipales que ofrece ocasiones instructivas a los bordes más arrastrados de la junta, adosado con la prevención de formadores y la radio instructiva, en 19 estados que hoy construyen la historia de Fé y Alegría.

Fe y alegría

 

Desde su notaría cardinal en Bogotá, Colombia, Fe y Alegría impulsa la usanza de la educación jesuita bajo la supervisión de un utillaje director superior universal.

Historia de Fe y Alegria.

Fe y Alegría fue fundada en Caracas, Venezuela, en 1955 por el P. José María Vélaz, S.j. El primer colega de José, Oscar Augusto Machado, fue un varonil que entregó su propia residencia por una academia, desde su testimonio en la educación, y ese sentimiento de circunspección a grado de almohadilla ha retratado la prosperidad del progreso.

Se extendió rápido en Venezuela, adonde incluía 10.000 provisionales en 1964 En 1966, Ecuador, Panamá, Perú, Bolivia, América Central y Colombia eran parte de la red y sigue siendo un incremento entre los escuetos del distrito, una gráfica importante: «Fe y Alegría comienza adonde termina el camino» Sus academias superan de rutina significativa la hechura de universidades administradas por el caudillaje, autónomamente de su clientela, en su máximo parte más pobre: un ensayo del Banco Mundial realizado en 2014 encontró que los fugaces traídos a las universidades de Fe y Alegría «tienden a ejecutarse incluso en los puntajes de las afirmaciones, si no marginalmente superiores a los eventuales semejantes en otras escuelas».

Objetivo proncipal.

Fe y Alegría apoya a las universidades desde lo primordial incluso el escalón post-opcional, incluyendo la prevención gremial, entre las villas más menesterosos y minimizadas. Sus profesores son pagados normalmente por el gobierno, capacita a los profesores y ofrece umbrales abiertas para que los maduros terminen su ordenanza a través del adiestramiento de la escisión.

Además, promueve la unificación de niños con discapacidades en el ambiente ejemplar y organiza luchas para explayar el favor a la cortesía abierta Sus bocetos pueden acoplar bufés comprensibles, capacitación carnal para nutrir una lejanía importante de los obstáculos en la facultad secundaria temprana, y diseños de capacitación y recreo en el estío.

Fundadores

Hay personas que sembraron sus fortalezas en la gleba fructífera de la dirección. De esta manera, podrían traer cuestaciones extraordinarias a los almas de los acaparadores. Uno de ellos fue el Señor José María Vélaz, Hacedor de Fe y Alegría, ese edificante crecimiento que, trazado en una hacienda de Caracas, ha sufrido sus lábaros de Educación Popular Integral a las listas y pabellones de catorce patrias latinoamericanas. El Dios José María Vélaz fue comprendido en Rancagua, Chile, el 4 de diciembre de 1910. (Ver artículo: Henry Ford).

Tenía cinco años cuando su autor pateó el balde. La quebrada necesitaba obligarse del provecho y de la consideración de cuatro niños excepcionalmente jóvenes con toda su energía. Esta verdad denotó profundamente al joven José María, quien fue un desconcertante protector de la intrepidez, el margen y la fidelidad de las amas.

Cinco años posteriormente de la mortandad del autor, la parentela regresó a España, luego se estableció en su profunda interiora latinoamericana. Aprendió en la academia de vivencia de edad de los jesuitas en Tudela y en la Universidad de Zaragoza. Sueños de pericia y prueba comenzados, de pender en la representación bíblica como jesuita.

Con un objetivo específico para memorizar esta fábula, se rindió a su estima considera y se unió a la Compañía de Señor en 1928. Su avío y las antecedentes políticas en España lo llevaron a algunas patrias europeas y, cuando estaba esperando ser enviado a China, sus amos decidieron enviarlo a Venezuela en 1946. Aterrizó con una insatisfacción específica, no obstante la patria le prevaleció.

Trabajó un par de años en el Colegio San Ignacio de Caracas y regresó a Europa para verificar sus tests filosóficos y ser nombrado ministro. De regreso a Venezuela, permaneció mucho momento en Caracas y, en agosto de 1948, fue nombrado ministro de la Escuela San José de Mérida, interesándose singularmente en el desarrollo y fama de este Centro Educativo.

Allí se encontró de nuevo con los Andes que le impulsaron a un momio de repercusión en la dirección, una decisión y un contratiempo totales. Construyó la academia y algunas piezas en el ayuntamiento. Para caber sus objetivos, pensó en llevar la batuta un uso de academias en unos ápices pueblos andinos que dependerían del Colegio de San José de Mérida, a fin de vigilar a un dato más eminente de estudiantes eventuales.

Posteriormente, al concluir su banco como Rector, concibió un procedimiento de academias obreras en los pabellones de Barinas, no obstante la faena no fue investida por los prototipos y en 1954 fue delegada a la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas. Allí, al año subsiguiente, fundó Fe y Alegría teniendo en mente la portería final de adiestrar absolutamente su tarea como Misionero.

En 1960 se aisló de la Universidad Católica para cuidarse a plazo completo a Fe y Alegría, que en ese entonces contaba ahora con seis mil estudiantes en los depósitos marginales de Caracas y comenzó a ocupar a Maracaibo, Valencia, Barquisimeto y el Este. En el tiempo en que Fe y Alegría tenía más de diez mil estudiantes en Venezuela en 1964, se estableció en Ecuador. Posteriormente en 1965 a Panamá y en 1966 a Perú.

Fe y Alegría se infiltró con descubrimientos irreales en Bolivia en 1966 y terminó un sazón en Centroamérica y Colombia, por lo que el P. José María Vélaz, ha poseído la preparación de incrustarlo en El Jesucristo, Nicaragua y Guatemala, siguiendo un Proyecto Continental para comprar todos los Países Iberoamericanos.

Desde 1974 comprometió su puntería unido con una inquietud general por el bordado de la Obra, con la puesta en marcha del Campamento y la Escuela de Artes Aplicadas de San Javier del Valle Grande de Mérida, como Programa Piloto, para el sobrante de Fe y Alegría.

En ese tiempo decidió afrontar a otra prueba: La tierra de una línea de academias agrarias en el labrantío. Su primera ocupación fue San Ignacio del Masparro. A diez kilómetros de Dolores, en el término Libertad del estado Barinas, inició su labor.

En San Fernando de Apure, la facultad rural Jehová Gumilla sería el otro eje de la argolla. Su última salida lo llevó a Caicara, Puerto Ayacucho, la Gran Sabana, para adivinar la fundación de academias para los naturales. A su arribada a la academia de Masparro, quedó asombrado por su deceso (1985).

Siendo responsable de la profunda consideración de los jóvenes de la Universidad Católica, Vélaz necesitaba que los fugaces moldearan una profunda interiora social detectando la ambición en la que vivían un gran espectáculo de ñaños. Así, los domingos solían asomar a las superficies de Catia para proceder preguntas y aguantar unos cuantos patrimonios de gala y apoyo.

Al poco momento vieron, de cualquier manera, que la dirección cristiana, para ser genuinamente capitalista, debía emerger en un enorme uso de facultades, en un tremendo cambio de la educación que salvaba a las partes más grandes del adormecimiento, la peana de la obediencia más profunda.

Vélaz, que consideraba el adiestramiento como el mejor honor cambiante del mundo, imaginaba que la desaparición de causa era el motor importante de la nadería y la ruindad: «Los tíos insensibles son individuos esclavizados, habitantes mediatizados, pollos perjudicados. A pesar de lo que cabría aguardar, People is Free People, People changed People y People casero de sus hados» (Discurso en la Universidad Católica sobre el comportamiento de gracia del Doctorado Honoris Causa en Educación).

La academia principal fue concebida como una muestra de generosidad resonante: cuando el especialista Abrahán Reyes descubrió que el Señor Vélaz y su pequeño clan de fugaces académicos estaban buscando un sitio para la universidad, les ofreció su arquitectura. Durante mucho momento, trabajando en su lapso libre, Abraham y su media naranja habían inventado esa residencia, la habían estado moldeando con sus uñas y sus pretenciones.

Enrollaron el licor para la unión en cascos de margarina a unos granos kilómetros de lejanía. Además, cuando lo hicieron, lo ofrecieron con reserva y sin gimotear. Este es el centrocampista por el cual Fe y Alegría fue concebida: en una obra determinada con 100 niños sitos en lizas en el firme.

El vaivén de Abraham y su media naranja suscitaría considerables y impúdicas prodigalidades que, desde el primer tiempo, han señalado la orientación de Fe y Alegría: una de las jóvenes universitarias regaló sus sementales. Los juntaron y con lo que se sacó de la apuesta se compraron las áreas de trabajo primarias e además lo suficiente como para dar poco a los educadores principales.

Esta era la piscina principal de Fe y Alegría. Después, la apuesta se convertiría en una género de campaña nacional que aglutina la desprotección de herméticas larguezas y que, durante mucho periodo, fue la principal laguna de ingresos para apoyar e incrementar el forcejeo.

Fe y Alegría comenzó a nacer enseguida en lo indescifrable: gutural un matojo, en alquerías arrendadas, en escuelas que se desarrollaban en precipicios y quebradas, en rebosaderos, en los sitios más altos de las laderas, en pueblos poco amables que ninguno anhelaba.

Teniendo en nota el objetivo final de conseguir activos, a pesar de la apuesta, se adoptaron valientes guerrillas especiales, se establecieron puntos de sufrimiento, se contactó con los interiores de los tíos afables, y la imaginación más valiente no tuvo guarnición suelta. El renombre de Fe y Alegría no fue escogido sin viento.

Necesitaba codificar su propia distinción, ser un escaparate y un objetivo: «Nuestro prestigio de Fe y Alegría no es un hecho inopinado, siquiera es poco irrelevante. Es un prestigio absolutamente pensado, como el objetivo al que nos lleva nuestro itinerario.

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